De la ciencia de la piel al lenguaje del perfume: mi camino hacia The Today Project

Llevo más de veinte años formulando productos cosméticos. Dos décadas dedicada a entender la piel, su fisiología, sus necesidades cambiantes y su relación íntima con lo que le ponemos encima. He trabajado siempre desde el rigor científico, pero también con una profunda sensibilidad: porque un producto no es solo su INCI, es lo que provoca, cómo se siente y qué representa para quien lo usa.

Desde el principio, me especialicé en cosmética natural de alta eficacia, mucho antes de que la etiqueta clean beauty se convirtiera en tendencia. Para mí, lo “limpio” no es una moda, es una manera de trabajar: revisar cada sustancia con criterio, no solo porque esté permitida, sino porque tenga sentido incluirla. Solo utilizo los ingredientes que me sentiría cómoda aplicando sobre la piel de mis propios hijos. Esa ha sido siempre mi brújula.

Durante años desarrollé productos que funcionaban, que cuidaban, que respetaban. Pero algo empezó a incomodarme: el aroma.
Elegir una fragancia genérica al final del proceso de formulación —una más entre las opciones del proveedor— me parecía una forma de cerrar en falso algo que debía abrirse en grande.

Paola Gugliotta, developing products in the R&D lab.

Sentí que me faltaba lenguaje. Que la dimensión olfativa, lejos de ser un detalle estético, era en realidad el primer vínculo sensorial con un producto. Lo primero que sentimos. Lo primero que recordamos.

Esa inquietud me llevó a estudiar perfumería. A profundizar en el conocimiento de las materias primas aromáticas, su comportamiento, su toxicología, su carga emocional. Quería comprender la construcción real de una fragancia desde su raíz, para integrarla con propósito en cada fórmula. Porque un perfume no debería simplemente "oler bien"; debe tener coherencia, intención, estructura, alma.

Así nació The Today Project: como una forma de cerrar el círculo.
Unir lo que sé de ciencia y formulación con un nuevo lenguaje sensorial.
Diseñar productos que cuiden con eficacia, conmuevan con honestidad y respeten con conciencia.
Y hacerlo a través de un sistema donde el aroma no es un accesorio, sino el hilo conductor: lo que estructura, lo que une, lo que da sentido.

Pero cerrar el círculo también significa hacerlo en términos de sostenibilidad.
No basta con que un producto funcione o emocione. Tiene que dejar la menor huella posible. Vivimos en una industria profundamente dependiente del plástico de un solo uso, del packaging diseñado para tirar. Esa lógica debe cambiar.
Creo firmemente que la industria de la cosmética y el cuidado personal tiene que volver a ser como antes: reutilizable, recargable, duradera, pensada para acompañar, no para desechar.
Reducir el residuo no es una opción estética. Es una necesidad estructural.

The Today Project es esa visión hecha realidad:
Un proyecto que transforma la belleza cotidiana en un acto sensorial, responsable y regenerativo.
Porque la forma en que cuidamos importa. Y lo que dejamos atrás, también.